Maíz

 

El cultivo del maíz

El maíz, Zea mays L., es una planta herbácea de porte robusto, que pertenece botánicamente al género Zea, enmarcado dentro de la familia de las gramíneas.

La planta de maíz posee un sistema radicular fasciculado, que le permite anclarse adecuadamente al suelo y un tallo erecto y robusto, de elevada longitud y sin ramificaciones. Sus hojas se encuentran abrazadas al tallo de forma alternas, tienen forma alargada y lanceoladas y presentan vellosidades en su haz.

El maíz es una planta monoica, es decir que en la misma planta hay flores masculinas y femeninas diferenciadas. La Inflorescencia masculina, llamada Panícula, se ubica en el ápice del tallo mientras que la inflorescencia femenina nace de la axila de las hojas. La inflorescencia femenina tiene forma de espiga engrosada, posee una estructura similar al tallo, y se encuentra cubierta por una hoja modificada que le da protección.

Exigencias agroclimáticas del cultivo

El maíz es una planta que requiere de altas dosis de iluminación y una temperatura moderada, estando su óptimo de desarrollo entre las 24 °C y los 30º C. La temperatura mínima del suelo para que se produzca la germinación de la semilla es de 12º C.

La planta de maíz es muy exigente en agua y sus necesidades hídricas van variando a lo largo de su desarrollo, siendo menores en las primeras fases que en plena fase de crecimiento del cultivo. Es un cultivo especialmente sensible a la falta de agua en la fase de floración, concretamente 25 días antes y 15 días después de la floración, donde debemos asegurar el suministro de agua adecuado porque se define gran parte de la cosecha.

El cultivo del maíz es muy exigente en cuanto a las características físicas del suelo, necesitando suelos bien aireados, que eviten los problemas de asfixia radicular. Prefiere como casi todos los cultivos, suelos profundos, bien drenados, con pH entre 6-7 y ricos en materia orgánica.

Requerimientos nutricionales

El cultivo del maíz necesita de nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y la falta o el exceso de alguno de ellos produciría problemas en el cultivo. Estos nutrientes los podemos clasificar, según su concentración en el tejido vegetal, en: macronutrientes primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), macronutrientes secundarios (Calcio, Magnesio y Azufre) y micronutrientes (Boro, Cloro, Cobre, Hierro, Molibdeno, Manganeso y Zinc).

Normalmente en los suelos, nos encontramos concentraciones de nutrientes inferiores a las necesidades del cultivo, por lo que tenemos que aportarlos por medio de la fertilización. Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aportar, debemos conocer el nivel de fertilidad de nuestro suelo, determinado mediante un análisis de suelo; y debemos realizar un balance entre las pérdidas de los nutrientes del suelo (extracciones del cultivo, lixiviación, volatilización y precipitación de los nutrientes, etc.) y las aportaciones que realizamos al mismo (agua de riego, materia orgánica y fertilizantes principalmente).

Las extracciones de nutrientes, que va a realizar nuestro cultivo del suelo, van a depender de la producción potencial de este. En la siguiente tabla, se presenta las extracciones del cultivo del maíz en condiciones normales:

Tabla. Extracciones medias de macronutrientes primarios del cultivo del maíz. Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011).

kg/t de grano
N P2O5 K2O
27 10 20

Tabla. Extracciones medias de macronutrientes secundarios del cultivo del maíz. Olson y Sander (1988)

kg/t de grano
CaO MgO S
6,3 8 2,3

Recomendaciones de abonado

Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos suministrar a nuestro, debemos determinar la cantidad de fertilizantes que debemos aportar.  En la tabla 2, se presenta a modo orientativo, las unidades de fertilizantes medias que tenemos que aportar al cultivo del maíz en base a distintos niveles de la producción esperada, teniendo en cuenta las extracciones y consideraciones que debemos tener sobre este cultivo.

Es recomendable aplicar en torno a 1/3 del total de nitrógeno en fondo, junto al fósforo y el potasio, y el resto en una o dos coberteras. La primera se realiza cuando el maíz tiene 40 cm de altura (8 hojas) y si se hace la segunda, será cuando la planta alcance 1 m de altura, dividiendo en dos partes el nitrógeno que se aporta en cobertera. Si se dispone de un sistema de riego por aspersión o goteo, el nitrógeno de las coberteras se recomienda aplicarlo a lo largo de todo el ciclo por medio de la fertirrigación. Si es riego a pié, se inyecta en el surco localizando el nitrógeno en la zona radicular.

Tabla 2. Recomendaciones de abonado para el maíz grano. Fuente propia

Producción

Abonado de fondo (kg/ha)

Cobertera

(kg/ha)

N

P2O5

K2O

(kg/ha)

12.000

90

120

150

170

14.000

100

140

170

200

16.000

120

160

190

220

18.000

130

180

220

250

Una vez conocida la cantidad de cada una de las unidades fertilizantes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente el cultivo del maíz, debemos definir el fertilizante que debemos utilizar. Hispalense de Líquidos, cumpliendo con su objetivo de dar soluciones nutricionales altamente efectivas para los cereales de invierno, fabrica fertilizantes a la medida del agricultor, tanto en versiones líquidas como sólidas para adecuarse a las necesidades individuales de cada variedad, ambiente y sistema de aplicación. Entre ellos nos encontramos:

ABONADO FONDO ABONADO COBERTERA
NEOLENT STAR NEOGOTA
FERTIGOTA LENT NEOLENT
FERTIGOTA SUSPENSIÓN / SATURADA NEO ESPECIAL CEREALES
HEROSOL ORO SULFATÓN
HEROSOL HEROMOL-27

Para la programación de un plan de fertilización ajustado a sus necesidades, consulte con nuestro responsable de Hispalense de Líquidos en la zona, o póngase en contacto con nosotros a través del email: departamentoagronomico@herogra.com

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