El cultivo de viña
La vid, Vitis vinífera, es una planta leñosa de hoja caduca perteneciente a la familia de las Vitáceas. Es una planta que presenta zarcillos que le da la capacidad de trepar, apoyándose y sujetándose a otras estructuras. Las hojas son palmeadas y de bordes dentados, colocadas de forma alterna y sus frutos crecen en racimos colgantes que son destinados tanto a la fabricación de vinos, como a su consumo en fresco.
La planta de la vid tiene un periodo improductivo de 3 a 5 años en su fase juvenil, en el cual no produce frutos.
Exigencias agroclimáticas del cultivo
La viña es una planta de zonas templadas, pudiendo soportar en su parada invernal heladas de hasta – 12 ºC. Aunque, heladas por debajo de -2º C después de la brotación suelen destruir totalmente la cosecha. Necesita de 150 a 400 horas de frio en invierno para salir de la parada invernal y la falta de éstas produce cosechas, pobres, tardías y de mala calidad. A temperaturas de 35 a 40º C o superiores (según variedades) la planta sufre daños, sobre todo si se acompañan de viento seco. La planta de la viña comienza su actividad a partir de unos 10 ºC, siendo su intervalo óptimo de desarrollo entre 20-25 ºC.
La viña es resistente a la sequía por poseer raíces profundas, necesitando como mínimo alrededor de 250- 300 mm de agua a lo largo de todo su ciclo vegetativo, aunque su desarrollo óptimo se consigue en regiones con una precipitación anual de 600 a 800 mm.
Se trata de una planta de pocas exigencias edáficas, pero existen tres factores que pueden ser limitantes para su cultivo: el exceso de caliza, los niveles elevados de arcilla y la salinidad.
Requerimientos nutricionales
El cultivo de la viña necesita de nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y la falta o el exceso de alguno de ellos produciría problemas en el cultivo. Estos nutrientes los podemos clasificar, según su concentración en el tejido vegetal, en: macronutrientes primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), macronutrientes secundarios (Calcio, Magnesio y Azufre) y micronutrientes (Boro, Cloro, Cobre, Hierro, Molibdeno, Manganeso y Zinc).
Normalmente en los suelos, nos encontramos concentraciones de nutrientes inferiores a las necesidades del cultivo, por lo que tenemos que aportarlos por medio de la fertilización. Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aportar, debemos conocer el nivel de fertilidad de nuestro suelo, determinado mediante un análisis de suelo; y tenemos que realizar un balance entre las pérdidas de los nutrientes del suelo (extracciones del cultivo, lixiviación, volatilización y precipitación de los nutrientes, etc.) y las aportaciones que realizamos al mismo (agua de riego, materia orgánica y fertilizantes principalmente). Las necesidades nutricionales del cultivo deben ser establecidas anualmente en base al estado nutricional de la plantación, determinado por el análisis foliar que deberá ser realizado anualmente.
Las extracciones de nutrientes, que va a realizar nuestro cultivo del suelo, van a depender de la producción potencial de este. En la siguiente tabla, se presenta las extracciones del cultivo de la viña en condiciones normales:
Referencia | N | P2O5 | K2O | CaO | MgO |
Media | 52 | 16 | 60 | 73 | 15 |
(20-70) | (7-25) | (30-70) | (50-120) | (10-25) |
Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos aportar debemos definir cuando debemos aplicar cada nutriente, para que las aportaciones de estos se adapten adecuadamente a las necesidades. En la tabla 2 se especifica la distribución de las necesidades totales de los nutrientes del cultivo en cada fase o período de desarrollo.
Tabla 1. Aportaciones, por cada fase de desarrollo, de los nutrientes necesarios para el cultivo de la viña en fertirrigación (%).
Fase de cultivo | N | P2O5 | K2O | Mg |
Brotación – Inicio de floración | 16 | 16 | 10 | 8 |
Floración | 23 | 33 | 25 | 23 |
Cuajado – Racimo cerrado | 10 | 35 | 31 | 28 |
Racimo cerrado – Envero | 10 | 4 | 20 | 28 |
Envero – Recolección | 0 | 0 | 7 | 13 |
Recolección – Caída de la hoja | 42 | 13 | 7 | 3 |
Recomendaciones de fertilización
Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos suministrar a nuestro cultivo en cada fase de desarrollo, debemos determinar la cantidad de fertilizantes que debemos aportar. La cantidad de fertilizante a aportar va a depender de la composición y eficiencia del fertilizante que vamos a usar y del sistema de aplicación utilizado. Además, a la hora de determinar el fertilizante más adecuado, debemos tener en cuenta, las interrelaciones existentes entre los nutrientes del medio de cultivo (Suelo-agua-fertilizante), donde nos vamos a encontrar tanto relaciones de sinergia como de antagonismo. Teniendo en cuenta las consideraciones realizadas a lo largo de esta exposición, presentamos en la tabla 2 recomendaciones generales de abonado de mantenimiento en viñedo, en función al rendimiento.
Tabla 2. Abonado de mantenimiento del viñedo (kg/ha). Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011)
Rendimiento (kg/ha) | N | P2O5 | K2O | MgO |
≤ 6.00 | ≤ 35 | ≤ 20 | ≤ 60 | ≤ 15 |
6.000 – 9.000 | 35-45 | 20-25 | 60-80 | 15-20 |
≥ 9.000 | 45-60 | 25-40 | 80-100 | 20-25 |
Hispalense de Líquidos, cumpliendo con su objetivo de dar soluciones nutricionales altamente efectivas para el cultivo de la viña, fabrica fertilizantes a la medida del agricultor, tanto en versiones líquidas como sólidas para adecuarse a las necesidades individuales de cada variedad, ambiente y sistema de aplicación.
Cultivos sin sistemas de fertirrigación
En estos sistemas de cultivo, normalmente se realiza un solo un abonado de fondo en el centro de las calles, el cual es completado con aplicaciones foliares. Hispalense de Líquidos recomienda el uso de los siguientes abonos:
FERTIRRIGACIÓN | ABONADO DE COBERTERA | |
LÍQUIDOS DE APLICACIÓN CON MÁQUINA | SÓLIDOS | |
FERTIGOTA | NEOGOTA | NEO |
TECNOPLUS | FERTIGOTA LENT | HEROSOL ORO |
NEOLENT | HEROSOL | |
FERTIGOTA SUSPENSIÓN / SATURADA |