Quinoa

 

El cultivo de la Quinoa (Quinua)

La Quinua, Chenopodium quinoa Willd, es considerada un pseudocereal que pertenece botánicamente al género Chenopodium, enmarcado dentro de la familia de las Chenopodiáceas.

La planta de Quinua posee un sistema radicular pivotante, que alcanza entre los 0.8 a 1.5 m de profundidad y un tallo cilíndrico cercano al suelo que se vuelve anguloso en el extremo opuesto. Sus hojas son pecioladas, grandes, con tres venas principales que se originan del peciolo y polimórficas a lo largo de la planta.

La inflorescencia de esta planta es una panoja con una longitud variable de 15 – 70 cm, que se encuentra en el ápice de las plantas y está formada por flores agrupadas en glomérulos. Existen dos tipos de flores en la misma planta: hermafroditas, situadas en el ápice de los glomérulos de mayor tamaño y pistiladas, que se encuentran situadas alrededor y por debajo de las flores hermafroditas.

Exigencias agroclimáticas del cultivo

La variabilidad genética de la especie la dota de una gran plasticidad para adaptarse a diferentes condiciones ambientales. Es muy tolerante a factores climáticos adversos que afectan al cultivo, como la sequía, las heladas y la salinidad del suelo, entre otros (Jacobsen, 2003; Gómez y Aguilar, 2016). La temperatura óptima para que el cultivo se desarrolle adecuadamente debe estar comprendida entre 15 y 25ºC, aunque se puede cultivar a temperaturas comprendidas entre los -8ºC y los 38ºC.

Las necesidades hídricas de la quinua se satisfacen óptimamente con un régimen de lluvia entre los 500 a 800 mm, aunque es una planta que soporta bien el déficit hídrico y se podría cultivar con una precipitación de hasta 300 mm.

El cultivo de la quinua prefiere como casi todos los cultivos, suelos profundos, bien drenados, con pH entre 5.5-7.8 y ricos en materia orgánica, aunque se puede cultivar en otro tipo de suelos.

Requerimientos nutricionales

El cultivo de la quinua necesita de nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y la falta o el exceso de alguno de ellos produciría problemas en el cultivo. Estos nutrientes los podemos clasificar, según su concentración en el tejido vegetal, en: macronutrientes primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), macronutrientes secundarios (Calcio, Magnesio y Azufre) y micronutrientes (Boro, Cloro, Cobre, Hierro, Molibdeno, Manganeso y Zinc).

Normalmente en los suelos, nos encontramos concentraciones de nutrientes inferiores a las necesidades del cultivo, por lo que tenemos que aportarlos por medio de la fertilización. Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aportar, debemos conocer el nivel de fertilidad de nuestro suelo, determinado mediante un análisis de suelo; y debemos realizar un balance entre las pérdidas de los nutrientes del suelo (extracciones del cultivo, lixiviación, volatilización y precipitación de los nutrientes, etc.) y las aportaciones que realizamos al mismo (agua de riego, materia orgánica y fertilizantes principalmente).

Las extracciones de nutrientes, que va a realizar nuestro cultivo del suelo, van a depender de la producción potencial de este. En la siguiente tabla, se presenta las extracciones del cultivo de la quinua en condiciones normales:

Tabla 1. Extracción de nutrientes del cultivo de la quinua expresado en kg por tonelada de producción. Fuente: Gomez, L. et al. FAO. Universidad Nacional Agraria La Molina Lima (2016)

Nutrientes Granos (kg/t) Planta (kg/t)
N 21 4
P2O5 13 3.5
K2O 18 31

Recomendaciones de abonado

Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos suministrar a nuestro cultivo, debemos determinar la cantidad de fertilizantes que debemos aportar.  Las necesidades del cultivo para una producción potencial de 4000 kg/ha y suelo de fertilidad media son 80-35-72 (N-P2O5-K2O). Lógicamente para suelos ricos en fósforo o potasio se reducen las unidades de fósforo o potasio aportar, incluso se eliminan. Se debe aportar 1/3 del nitrógeno, todo el fósforo y el potasio en fondo y el resto del nitrógeno en cobertera, cuando la planta tiene unas 4-5 hojas.

Una vez conocida la cantidad de cada una de las unidades fertilizantes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente los cereales de invierno, debemos definir el fertilizante que debemos utilizar. Hispalense de Líquidos, cumpliendo con su objetivo de dar soluciones nutricionales altamente efectivas para los cereales de invierno, fabrica fertilizantes a la medida del agricultor, tanto en versiones líquidas como sólidas para adecuarse a las necesidades individuales de cada variedad, ambiente y sistema de aplicación. Entre ellos nos encontramos:

ABONADO FONDO ABONADO COBERTERA
FERTIGOTA LENT NEOGOTA
FERTIGOTA SUSPENSIÓN / SATURADA NEOLENT
HEROSOL ORO NEO
HEROSOL SULFATÓN
HERONIT

Para la programación de un plan de fertilización ajustado a sus necesidades, consulte con nuestro responsable de Hispalense de Líquidos en la zona, o póngase en contacto con nosotros a través del email: departamentoagronomico@herogra.com

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