Sandía

 

Cultivo de la sandía

La sandía, Citrullus lanatus, es una planta herbácea rastrera, que pertenece botánicamente al género Citrullus, enmarcado dentro de la familia de las cucurbitáceas.

La planta de la sandía posee un sistema radicular compuesto por una raíz principal profunda y raíces secundarias distribuidas superficialmente. Sus tallos están provistos de vello y zarcillos, pudiendo alcanzar entre 3 y 5 metros de longitud y sus hojas son lobuladas con textura lisa y suave en el haz y áspera en el envés.

Las flores de las plantas de sandía son de color amarillo pálido y están separadas por sexo, siendo las flores masculinas las más abundantes. Su fruto suele ser bastante grande, alcanzado hasta los 10 kg, de forma esférica u ovalada, con la corteza de color verde uniforme o a rayas y con la pulpa de color rojo vivo.

Exigencias agroclimáticas del cultivo

La sandía es una planta de origen tropical, por lo que las temperaturas adecuadas para que el cultivo se desarrolle bien deben ser altas, entre 22 y 29 ºC sería su óptimo, aunque se puede cultivar a temperaturas comprendidas entre 17 y 30 ºC.

La planta de la sandía es resistente a la sequía, adaptada a las condiciones mediterráneas de los secanos, pero en regadío aumenta notablemente su producción, con aportaciones medias de entre 2.000 y 2.700 m3/ha.

El cultivo de la sandía no es muy exigente en cuanto a suelos, aunque prefiere como casi todos los cultivos, suelos de textura media, profundos, bien drenados y ricos en materia orgánica.

Requerimientos nutricionales

El cultivo de la sandía necesita de nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y la falta o el exceso de alguno de ellos produciría problemas en el cultivo. Estos nutrientes los podemos clasificar, según su concentración en el tejido vegetal, en: macronutrientes primarios (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), macronutrientes secundarios (Calcio, Magnesio y Azufre) y micronutrientes (Boro, Cloro, Cobre, Hierro, Molibdeno, Manganeso y Zinc).

Normalmente en los suelos, nos encontramos concentraciones de nutrientes inferiores a las necesidades del cultivo, por lo que tenemos que aportarlos por medio de la fertilización. Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aportar, debemos conocer el nivel de fertilidad de nuestro suelo, determinado mediante un análisis de suelo; y tenemos que realizar un balance entre las pérdidas de los nutrientes del suelo (extracciones del cultivo, lixiviación, volatilización y precipitación de los nutrientes, etc.) y las aportaciones que realizamos al mismo (agua de riego, materia orgánica y fertilizantes principalmente).

Las extracciones de nutrientes, que va a realizar nuestro cultivo del suelo, van a depender de la producción potencial de este. En la siguiente tabla, se presenta las extracciones del cultivo de la sandía en condiciones normales:

Tabla 1. Extracciones medias de nutrientes del cultivo de la sandía. Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011)

Absorción de N (kg / t) Absorción de P2O5 (kg / t) Absorción de K2O (kg / t)
Sandía 2,2-2,6 1-1,3 2,8-3,7

Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos aportar, debemos definir cuando tenemos que aplicar cada nutriente, para que las aportaciones de estos se adapten adecuadamente a las necesidades. En la tabla 2 se expone el porcentaje de cada uno de los nutrientes que debemos aportar en cada semana del cultivo.

Tabla 2. Distribución por semanas de cultivo de los nutrientes que debemos aportar a nuestro cultivo (%) en un ciclo de 90 días.

Semanas desde el trasplante N P2O5 K2O
1 0 0 0
2 3,5 11 2,5
3 4 11 2,5
4 7,5 13 4,5
5 8 13 5,5
6 6 13 5,5
7 8 10 9,5
8 8 10 10
9 8,5 10 10
10 16 4,5 17
11 16 4,5 17
12 14,5 0 16
13 0 0 0

Recomendaciones de fertilización

Una vez conocida la cantidad de nutrientes que debemos suministrar a nuestro cultivo cada semana, debemos determinar la cantidad de fertilizantes que debemos aportar. La cantidad de fertilizante a aportar va a depender de la composición y eficiencia del fertilizante que vamos a usar y del sistema de aplicación utilizado. Además, a la hora de determinar el fertilizante más adecuado, debemos tener en cuenta, las interrelaciones existentes entre los nutrientes del medio de cultivo (Suelo-agua-fertilizante), donde nos vamos a encontrar tanto relaciones de sinergia como de antagonismo. Hispalense de líquidos, cumpliendo con su objetivo de dar soluciones nutricionales altamente efectivas para el cultivo de la sandía, fabrica fertilizantes a la medida del agricultor, tanto en versiones líquidas como sólidas para adecuarse a las necesidades individuales de cada variedad, ambiente y sistema de aplicación.

Entre las formulaciones fabricadas por Hispalense de Líquidos, para el cultivo de la sandía en regadío, destacamos las gamas de fertilizantes líquidos claros Fertigota® Extra y la gama de fertilizantes sólidos solubles Tecnoplus®. Estos fertilizantes permiten suministrar todos los nutrientes necesarios para la planta por medio de la fertirrigación y están compuestos en su totalidad por nutrientes puros, que se consumen completamente sin dejar residuos. Además, están libres de cloruros, sodio y otros elementos perjudiciales para las plantas.

Fertigota Extra, son fertilizantes líquidos claros completos, que aportan todos los macronutrientes necesarios para las plantas (NO3, NH4+, H2PO4, K+, Ca2+ y Mg2+). Con la aplicación de Fertigota® Extra, fabricado a medida para cada explotación y fase de cultivo, conseguimos nutrir a las plantas adecuadamente.

Para la programación de un plan de fertirrigación ajustado a sus necesidades, consulte con nuestro responsable de Hispalense de Líquidos en la zona, o póngase en contacto con nosotros a través del email: departamentoagronomico@herogra.com

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